T E N E R......UN......P E R R O

Vivo en una ciudad de pocas plazas, pocas calles con árboles y escaso silencio. Una ciudad ruidosa, de aire espeso y ahumado, en la que pocos tienen tiempo y el tiempo sólo se mide por el reloj. Alguna vez esta fue una ciudad bella; era la época en la que aún la amábamos. Ahora de todo eso queda poco, o casi nada; cada día hay menos parques y jardines, y más estacionamientos; menos casas viejas con viejos patios secretos, y más torres de vidrio y cemento; menos árboles, y más carteles y anuncios; más calles y semáforos; y menos veredas grandes, con bancos en las esquinas para los paseantes. Pero yo tengo un perro. Y es por eso, tal vez, que cada tarde camino la ciudad a su paso, sin tiempo. Dejo atrás la prisa y me adentro en el espacio de los perros. Voy por las calles como un perro; miro el mundo con ojos de perro; llego hasta la plaza de los perros; me acerco a otros que, como yo, vienen con sus perros; y hablamos de perros. Y el tiempo pasa, o no pasa -es igual- y la ciudad moderna y gris, la ruidosa ciudad de humo, se queda por un momento callada. Porque sólo un perro hace que una vereda sea algo más que un lugar de paso, y una esquina algo mejor que sólo el encuentro de dos calles. Y que nuestra plaza se vuelva, cada tarde, un inmenso jardín.

Monday, May 7, 2007

Juegos de Fortunata

Constanza nos envió estas preciosas fotografías de su perra Fortunata, para que vean que, a pesar de no ser tan joven, aún le gusta jugar. Pero no sólo los juegos de un perro parecen ser los retratados, en estas imágenes que casi aparentan haber sido tomadas de una pintura flamenca del siglo XVIII, sino que también el color rojo, por lo que un título más ad hoc para ellas también podría ser "Juegos de Fortunata en interior carmesí".

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